El panorama climático para los próximos meses en Nuevo León parece desafiante, según las previsiones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Después de un enero que ya estuvo por debajo de la media de lluvias, las estimaciones indican que febrero, marzo y abril registrarán precipitaciones un 18%, 30% y 33% inferiores a las medias históricas, respectivamente. Esta situación plantea preocupaciones sobre la gestión del agua en la región, ya que se espera que el trimestre en general experimente niveles de lluvia por debajo de lo normal.
Se vienen bajas temperaturas
A pesar de estas proyecciones, el corto plazo revela una contradicción. Meteored pronostica un 90% de probabilidad de lluvias moderadas para el jueves y viernes, y un 70% para el sábado, gracias al frente frío número 34. Este evento climático también traerá consigo bajas temperaturas, con mínimas entre 6 y 7 grados centígrados en el área metropolitana. Estas condiciones pueden generar un alivio temporal, pero no son suficientes para compensar el déficit acumulado de lluvias en los últimos meses.
Las presas de Nuevo León a niveles bajo
La sequía, que ha afectado a Nuevo León en los últimos dos años, ha tenido un impacto significativo en los niveles de las presas de la región. Cerro Prieto y La Boca están actualmente al 10.5% y 22%, respectivamente, mientras que el embalse más grande, El Cuchillo, se encuentra en un 42%. Estos números resaltan la necesidad de una gestión cuidadosa de los recursos hídricos y plantean interrogantes sobre la capacidad de las autoridades para abastecer de agua a la población en los meses venideros.
Desafíos climáticos
En conclusión, la situación climática en Nuevo León presenta desafíos considerables con la expectativa de lluvias por debajo del promedio histórico. Aunque las precipitaciones en el fin de semana pueden ofrecer un respiro temporal, la sequía persistente plantea la urgencia de estrategias efectivas de gestión del agua para garantizar un suministro adecuado en el futuro cercano. La colaboración entre instituciones gubernamentales y la conciencia ciudadana se vuelven cruciales para abordar este escenario climático adverso y sus implicaciones en la vida cotidiana.
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